El uso del hormigón prefabricado en edificaciones e infraestructuras se ha consolidado en España por su rapidez constructiva, versatilidad y eficiencia. Sin embargo, una vez finalizada la obra, comienza una fase igual de importante: el mantenimiento preventivo.

No se trata solo de preservar la estética o prolongar la vida útil de la estructura, sino de cumplir con la normativa vigente y, sobre todo, garantizar la seguridad de las personas que trabajan o habitan en los edificios. En este artículo encontrarás una guía práctica basada en la experiencia del sector, centrada en las inspecciones de herrajes y sujeciones, las señales de alarma más relevantes y un cronograma recomendado de mantenimiento.

La importancia del mantenimiento en estructuras prefabricadas

En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE) establece la obligación de mantener los edificios en condiciones de seguridad, salubridad y funcionalidad. El Libro del Edificio debe incluir un plan de mantenimiento que recoja las operaciones necesarias, con periodicidades y responsables claramente definidos.

Las asociaciones sectoriales, como ANDECE, recuerdan que en muchas ocasiones el mantenimiento se subestima en la fase de proyecto, cuando en realidad constituye un elemento esencial para la durabilidad. La experiencia demuestra que una inspección periódica y bien documentada evita patologías graves, reduce costes de reparación y aporta seguridad jurídica a los propietarios y gestores de inmuebles.

Además, el marco europeo aporta la norma UNE-EN 13369:2024, que define reglas comunes para los productos prefabricados de hormigón y exige disponer de documentación y certificaciones de calidad que faciliten la correcta gestión durante la vida útil.

Inspecciones regulares de herrajes y sujeciones

Uno de los puntos más sensibles en cualquier estructura prefabricada son sus conexiones: los herrajes, anclajes y sujeciones que garantizan la estabilidad del conjunto. Estos elementos soportan cargas, transmiten esfuerzos y, en muchos casos, se encuentran expuestos a ambientes agresivos o a variaciones térmicas que pueden acelerar su deterioro.

Las inspecciones deben enfocarse en:

Los especialistas del sector recomiendan que la inspección de herrajes se realice con una periodicidad de entre 6 y 12 meses, dependiendo de las condiciones de exposición y el uso del edificio.

Señales de alarma que requieren intervención inmediata

Un programa de mantenimiento preventivo no solo consiste en revisar de manera rutinaria, sino también en reconocer las señales que indican la necesidad de actuar sin demora.

Entre los síntomas más críticos destacan:

En todos estos casos, la intervención de un técnico competente es imprescindible para diagnosticar el origen del problema y aplicar la solución adecuada.

Cronograma de mantenimiento recomendado

El plan de mantenimiento debe ajustarse siempre a las especificaciones del fabricante, a las condiciones ambientales y al uso del edificio. No obstante, como orientación general se proponen las siguientes tareas:

ActividadFrecuencia orientativaDetalle
Inspección visual de herrajes y sujecionesCada 6–12 mesesComprobar corrosión, fisuras, grout, aflojamientos y deformaciones. Registrar con fotografías.
Verificación de juntas y selladosAnualRevisar la integridad del sellado entre paneles. Reponer donde sea necesario.
Limpieza y control de drenajesAnualRetirar suciedad o sales acumuladas en encuentros y juntas. Confirmar escorrentía adecuada.
Mantenimiento correctivoSegún necesidadReparar conexiones dañadas, sustituir tornillería defectuosa, reponer grout fisurado.
Revisión extraordinariaTras eventos críticos (sismos, incendios, temporales)Evaluación específica por técnico y actualización del registro de mantenimiento.

El registro documental es otro aspecto clave: cada inspección debe quedar reflejada en informes que incluyan fecha, técnico responsable, hallazgos y acciones realizadas. Esta trazabilidad facilita auditorías y aporta confianza en la gestión del inmueble.

Buenas prácticas para maximizar la durabilidad

Más allá de las inspecciones periódicas, existen medidas complementarias que aumentan la vida útil de las estructuras prefabricadas:

Estas acciones no solo protegen la inversión inicial, sino que también fortalecen la seguridad laboral y el valor patrimonial del inmueble.